¿Quién
será capaz de explicar a sus hijos que permitió que la educación fuese vendida
sin sentir una vergüenza insoportable? ¿Quién aceptará la mediocridad en el
conocimiento como un sacrificio necesario cuando siga viendo a los hijos de los
ricos recibiendo una formación inalcanzable para los suyos propios?
Tanto
dicen amar este país los que hacen negocio con nuestro bien más intocable… Si
no salvamos la educación, dejamos que se hunda nuestro futuro en la ciénaga.
Pero no contentos con desmontarla, la mafia del bloque neoliberal prepara la expansión
de sus valores a las aulas, acción tan criticada cuando eran ellos la
oposición, y que no pretende precisamente combatir discriminación alguna: es la reivindicación de la
iniciativa individualista -es decir, competitividad feroz para aplastar a los demás en una
carrera laboral y vital deshumanizada- y del liderazgo del empresario -o la subordinación
ciega del trabajador menos cualificado- como un valor ante las élites económicas, reconociéndoles desde las bases su hegemonía.
La juventud es carnaza en su maquinaria del lucro, y para ello no pretenden únicamente facilitar la introducción de esta en el sistema, sino del sistema dentro de cada persona. Por eso decimos, como hoy, con una sola voz: ¡No a los recortes! ¡Fuera empresas de la universidad!
La juventud es carnaza en su maquinaria del lucro, y para ello no pretenden únicamente facilitar la introducción de esta en el sistema, sino del sistema dentro de cada persona. Por eso decimos, como hoy, con una sola voz: ¡No a los recortes! ¡Fuera empresas de la universidad!
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