martes, 22 de mayo de 2012


¿Quién será capaz de explicar a sus hijos que permitió que la educación fuese vendida sin sentir una vergüenza insoportable? ¿Quién aceptará la mediocridad en el conocimiento como un sacrificio necesario cuando siga viendo a los hijos de los ricos recibiendo una formación inalcanzable para los suyos propios?

Tanto dicen amar este país los que hacen negocio con nuestro bien más intocable… Si no salvamos la educación, dejamos que se hunda nuestro futuro en la ciénaga. Pero no contentos con desmontarla, la mafia del bloque neoliberal prepara la expansión de sus valores a las aulas, acción tan criticada cuando eran ellos la oposición, y que no pretende precisamente combatir discriminación alguna: es la reivindicación de la iniciativa individualista -es decir, competitividad feroz para aplastar a los demás en una carrera laboral y vital deshumanizada- y del liderazgo del empresario -o la subordinación ciega del trabajador menos cualificado- como un valor ante las élites económicas, reconociéndoles desde las bases su hegemonía.

La juventud es carnaza en su maquinaria del lucro, y para ello no pretenden únicamente facilitar la introducción de esta en el sistema, sino del sistema dentro de cada persona. Por eso decimos, como hoy, con una sola voz: ¡No a los recortes! ¡Fuera empresas de la universidad!


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